Soltar los deseos es imprescindible para poder seguir creando.

Como un remolino de viento, en el más puro silencio, la vida muchas veces arrasa con todo lo que tenemos a nuestro paso. Nuestros sueños, nuestros anhelos más profundos se caen, para poder dar vida y ver florecer otros nuevos.

A cada instante, el universo, que baila siempre a nuestro ritmo, nos recuerda que no existe vida sin muerte, por lo que, para que algo crezca, a veces, tiene que morir muchas veces.

En nuestra mente

Como parte de una percepción limitada, tenemos cientos de creencias relacionadas con cada aspecto de nuestra vida, creencias que nos dicen porqué lugar debe venir el dinero, pensamientos que nos susurran sigilosamente al oído y nos hacen creer que hay cosas mejores que otras, sonidos que batallan en nuestra cabeza haciéndonos creer porqué camino ha de venir el amor…

El cuento de nuestra vida es parte de una proyección, parte de una realidad en la que nosotros creemos previamente. Esto nos hace olvidar que somos nosotros quienes creamos nuestra historia, paso a paso, camino a camino. Y olvidamos que no existe afuera, sino adentro. Así que, nos aferramos a lo que tenemos por miedo a perderlo. Y acabamos perdidos en la mente, cuando la clave es soltar los deseos para dejar que se manifiesten.

Intentamos controlar la vida no dándole la oportunidad de que encuentre su forma de bailar con nuestra alma, de danzar por el firmamento y entre las estrellas, para hacernos llegar su amor y su dulzura en su máxima expresión y enseñarnos porqué sendero es mejor transitar.

Soltar los deseos y confiar

Desprendernos de la vida nos resulta tan duro como un gran parto universal. Nos produce miedo, un miedo que no escuchamos y que de repente nos paraliza, nos limita, nos bloquea y nos hace conectar con esas heridas que hay en el fondo de nuestro ser. Ese miedo que hace que nos aferremos a nuestros anhelos y nos impide soltar los deseos. Esos deseos que se entremezclan entre una energía fuerte que nace de nuestro corazón y que nos pide crecer y, a su vez, una mezcla de creencias que nos quieren decir cuál es el “mejor” camino, olvidando que todos son “mejores”.

Así es como empieza una gran historia de amor con nosotros mismos. Sin embargo, olvidamos lo importante de fluir, soltar a las personas, soltar los sueños y, simplemente, confiar en que todo cuanto hemos vivido es correcto, en que todo nos está abrazando y en que el universo siempre canta para nosotros.

La verdadera libertad se descubre al soltar las expectativas “Foto: Celia Maria Sanchez”

Los fantasmas solo existen en nuestro interior, en nuestros pensamientos…

Creemos que hay karmas, creemos que hay demonios, creemos que somos malos o que algo va mal, y nos olvidamos de nuestra perfección en cada instante.

En cada latido, somos Amor, por que así nos mira El Creador mientras nos sostiene entre sus brazos y nos canta. No importa de dónde surjan nuestros impulsos, ni cuáles sean nuestros aprendizajes. Él no juzga si nos desviamos o nos perdemos en el camino o si el peso que hemos elegido nos parece demasiado grande. Simplemente nos abraza, nos canta, nos regala palabras de amor y nos observa con ternura.

Cuando comprendemos que la vida nos ama a su manera y que el dolor nos ayuda a crecer – a diferencia del sufrimiento que nos impide soltar los deseos, amar y estar presentes en cada instante -, en ese momento, nos damos la oportunidad de escuchar nuestras historias más profundas, nuestras guerras, nuestras batallas, nuestros abusos y las tristezas que, vida tras vida, nuestra alma ha ido acumulando. Lágrimas que se camuflan en nuestro cuerpo, que nos hieren y que necesitan ser expresadas para poder ver el camino a de vuelta al hogar.

Los caminos del creado son infinitos

Tendemos a creer que en la vida existe un solo camino, una sola forma y durante toda nuestra experiencia vamos caminando sin rumbo. Buscando algo que no sabemos bien qué es, perdidos en el infinito y en la búsqueda de algo metafórico, sufrimos por no lograr materializar un concepto intangible, como es el verdadero amor, que no depende de los hechos, sino de la forma en que los experimentamos cada uno de nosotros.

El universo danza siempre a nuestro favor, como el agua a favor de cada barco, nos lleva por el camino más adecuado y, aunque nos ahogásemos en nuestro propio océano, no podríamos resistirnos a éste, que sabe siempre qué es lo mejor para nosotros.

 

Nuestra parte humana

Los deseos a veces son fuertes y mueven una energía que tiende a distorsionarse con facilidad. Desear viene del instinto más puro y humano. Cuando tratamos de controlar – en lugar de soltar los deseos- para no sufrir o no hacer daño a los demás, creamos una masa sólida de energía que nos altera e influye sobre lo que nos rodea.

De forma que a veces sentimos dolor, rechazo, abandono, sentimos que la vida nos lo quita todo y no nos damos cuenta que es nuestra energía que se distorsiona, tratando de controlar nuestros impulsos, en lugar de buscar una manera respetuosa de expresarlos.

La vida no comprende de “bueno y malo”. Ésta es amoral y su única misión es mostrarnos un camino, un camino de vuelta al amor. Porque ese es nuestro cometido, nuestra misión, descubrir el amor que hay en cada uno de nosotros. Una vez lo descubrimos, nuestro único cometido es hacerlo brillar en el mundo para que las almas más perdidas puedan ver La Luz y elegir si van a ella o van en la dirección opuesta. Sin más, sin obligaciones, sin conceptos o caminos mejores que otros, simplemente para que puedan elegir el sendero que se adapta mejor a sí mismas.

Las almas viejas que leéis este artículo – y las que no sois tan viejas y nos leéis porque estáis descubriendo poco a poco vuestro camino- sentiréis un latido fuerte en vuestro corazón con estas letras. Ese latido o impulso de tu Ser te avisa de que el amor es tu camino. Pero recuerda que aquellas almas que eligieron otro camino, no lo hicieron peor. Por eso, y aunque probablemente nunca leerán este artículo, les damos las gracias, porque ellas son quienes nos ayudan a recordar la importancia del equilibrio.

Aprender a soltar Los deseos

Soltar los deseos no es más que encontrar la forma para que se expresen, respetando el camino de los demás. Cuando nos aferramos a estos no podemos comprender la sutileza y la metáfora que hay detrás de cada una de estas palabras. Sin embargo, lo importante no es entender sino sentir y recordar que, hagamos lo que hagamos, ya lo estamos haciendo bien. Porque nos estamos siendo fieles con la propia intención de encontrar el camino del amor.

Un ejercicio que te puede ayudar es sentir dónde está exactamente tu energía, en cada instante. Quizás, tumbado sobre la cama, o en el lugar que para ti resulte cómodo, y en un momento en que tus deseos están latentes. Ese puede ser un buen momento para sentir si ese deseo, esa energía que habita en tu interior, se mantiene en ti o sale de tu campo, para ir en busca del propio deseo.

Si sientes que tu energía, ese poder interno que eres, se mueve y se sale de tu interior, entonces debes buscar presencia. Recuerda que si tu energía no esta en ti, está invadiendo otro campo. Invadir un lugar que no te pertenece, buscando entrar en aquello que deseas y no respetando sus tiempos, hará que todo se ralentice.

Cuando dejamos de estar en nosotros mismos para estar en lo que anhelamos…

…impedimos que eso que vemos fuera florezca en nuestros corazones. Y a su vez, al deshabitar nuestro cuerpo, nos abrimos a la posibilidad de que otras energías lleguen a lugares de nuestro Ser que hemos dejado desatendidos. Esto nos sirve de catalizador y nos da la oportunidad de volver y tomar con amor el lugar que nos corresponde.

Con todo mi cariño

Sami Osorio

P.D:  Si este articulo te ha inspirado, te invito a que nos lo cuentes en la sección de comentarios que tienes a continuación, ¿Qué has sentido? ¿Cómo te ha ayudado? ¿Qué dudas quedan pendientes? y, por supuesto, si así lo sientes… ¡Únete al Movimiento Cuántico y comparte! Para que juntos sigamos despertando.. 🙂