Ya he comenzado el viaje de mi vida. No es la primera vez que pongo rumbo a lo
desconocido, a otro país y otra cultura; y seguro que tampoco será la última. Pero éste es, sin
duda, uno de los momentos más especiales de los últimos años. Este viaje es una celebración
por haber llegado hasta aquí y es también un nuevo renacer, una búsqueda de inspiración y de
conocimiento… auto-conocimiento.
IRSE PARA VOLVER.
Estoy lejos, muy lejos. He cruzado el Océano Atlántico y mi objetivo es recorrer los lugares mas emblemáticos del país y adentrarme en la selva peruana sin recursos económicos. ¡Un gran reto!
Estaré poco operativa durante estas semanas aunque volveré a finales de verano y, mientras tanto, te iré contando todos los detalles de mi viaje, de las personas que se van cruzando en mi camino y de los aprendizajes que voy experimentando a través de mi canal de Youtube. Me encantará compartir mis vivencias contigo y que me cuentes tus impresiones sobre las mismas.
Lo cierto es que siempre me ha gustado aquella expresión que dice: “a veces hay que irse para
volver”. ¡Es taaan cierta! A veces uno necesita alejarse de todo (hasta de uno mismo) y
emprender un viaje en solitario, mano a mano con nuestra soledad, con nuestros miedos y
nuestros anhelos. Y es que solo así conseguimos sacar todo ese torrente de fuerza que
llevamos dentro. Toda esa energía creadora, esos sueños que un día nos hicieron volar y es
justo entonces cuando podemos volver. Volver a nuestro hogar, a nuestra familia y a nuestra
misión de vida.
Viajamos para conocer nuevos lugares, nuevas gentes y nuevas perspectivas. Irse de viaje no
es solo echarse una mochila al hombro y tomar un vuelo a un país lejano. Viajar es salirnos de
nuestra zona de confort, es buscar el caos, la ruta más larga y más dura. Y todo con un único
propósito: abandonar la estabilidad material de nuestro día a día para encontrar el equilibrio
interior más sagrado. Y eso es justo lo que le pido a este viaje, que me saque de mi centro para
volver de nuevo a él con energías renovadas, con nuevas ideas y nuevos proyectos.
TIEMPO PARA LA INTROSPECCIÓN.
Tengo miedo, no te voy a mentir. Hace mucho tiempo que me prometí no engañarme a mí
misma ni a los que me rodean. Y, por supuesto, tampoco lo voy a hacer en este espacio de
reflexión tan bonito que juntos hemos construido. Tengo miedo a lo desconocido, tengo miedo a
los peligros que me pueda encontrar en el camino, a dejar atrás a mis hijos y no poder verlos ni
tocarlos durante muchas semanas, tengo miedo a perder clientes y tirar por la borda todo el
trabajo hecho hasta ahora, tengo, tengo, tengo… ¡son tantos los miedos y tan normal es
tenerlos!
En la actualidad, parece que la sociedad nos impone el dogma de la felicidad, del pensamiento
positivo y de la acción, de cualquier forma y a cualquier precio. Pero yo no compro esta mentira,
porque el miedo, como la alegría, son igual de necesarios en la vida. Por eso, hoy me expongo
ante ti y confieso mis nervios ante lo que está a punto de suceder en mi vida. Pero también te
digo que es buena señal, que me siento profundamente bendecida por esta oportunidad que me
está dando el destino. Que me rindo ante mis miedos y me entrego a la vida con la confianza de
que me sostendrá y colmará de abundancia.
Este viaje va a ser un regalo que me hago a mí misma en forma de tiempo para la introspección.
Estoy sola y tengo intención de pasar la mayor parte del tiempo así, sola, en silencio, conmigo
misma. Es momento para adentrarme a través de mis propias luces y mis sombras, de
escucharme y re-conocerme. Desnuda, frente a mí misma y mi niña interior, comienzo este
camino de vuelta al interior.
GRACIAS.
Gracias a todas las personas que me seguís y me apoyáis en este camino tan maravilloso hacia
el centro de la consciencia y el autoconocimiento. Gracias por estar ahí día tras día y por confiar
en mí para acompañaros en vuestros propios procesos de desarrollo espiritual.
Hoy os saludo a todos vosotros con todo el amor que me cabe en el pecho y desde la gratitud más
infinita que una persona puede llegar a sentir. Vuelvo pronto. Y lo haré con las pilas
cargadas de una energía renovada y con mil nuevas historias que compartir con todos vosotros
en este espacio en el que me abro de par en par y comparto mis emociones más profundas. De
esta forma, avanzamos juntos por el sendero del autoconocimiento. Porque conocerse y
escucharse es clave para entender qué hacemos aquí y decidir hacia dónde queremos
dirigirnos.
Yo he sentido la llamada de la soledad, del retiro, del silencio… y es justo allí a donde voy. Este
viaje es un homenaje a mí misma, a mi necesidad de dedicarme tiempo, de conectarme con mi
esencia y empaparme de todo el conocimiento que aguarda ahí fuera. No tengo claro hacia
dónde me dirijo. No he reservado una habitación de hotel ni un coche que me recoja en la puerta
del aeropuerto. Tan solo me acompañan un puñado de pertenencias y mi diario, sobre todo mi
diario. Ese cuaderno de tapas envejecidas al que tanto cariño le tengo y en el que plasmo todos
los pensamientos que, en el momento menos esperado, cruzan mi cabeza y vuelven del revés
todo mi mundo. Son todas esas ideas, reflexiones e incluso dudas que luego comparto aquí
contigo y gracias a las cuales crecemos juntos.
HASTA PRONTO.
Y hasta aquí esta carta reflexiva en forma de artículo para el blog. Aprovecho para
desearte un muy feliz verano, lleno de descanso, aventuras, familia o soledad… lo que sea que
te pida el cuerpo en estos momentos. Párate, escucha qué es lo que tiene que decirte y hazlo; escribe una lista con las cosas que arriesgas cada día para crecer. Hazlo con todas tus fuerzas y tu mejor energía. Espero de todo corazón verte de nuevo por aquí a mi vuelta y, como te he comentado antes, puedes seguir mi Reto 30 Dias a través de mi canal de Youtube donde también encontrarás una gran cantidad de contenido gratuito para seguir conectado con el poder de la Libertad Cuántica durante las
vacaciones de verano. Un abrazo enorme y recuerda que… esto no es un adiós, sino un ¡hasta
luego!
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la inspiración y la abundancia llegue a todos los rincones del planeta.