De vuelta a casa, a mi familia, a mi día a día, al trabajo y, por supuesto, también a la rutina… poco a poco voy dejando atrás mi experiencia en la selva peruana. A ratos todavía la siento increíblemente presente dentro de mí. Sin embargo, en otros momentos, casi hasta se me olvida que, no hace mucho, andaba danzando en solitario y sin rumbo por tierras totalmente desconocidas para mí. Todo este cúmulo de sensaciones encontradas me han llevado a una profunda reflexión sobre quiénes somos realmente y cuál es nuestro verdadero yo que hoy me gustaría compartir contigo en este espacio.

 

¿QUIÉN SOMOS REALMENTE?

En estos días, mucha gente me pregunta por mi viaje, por las experiencias que allí viví o por las personas tan maravillosas que se cruzaron en mi camino. De hecho, algunas de las preguntas que más se repiten son: ¿te sientes una nueva Sami?, ¿sigues manteniendo el contacto con las personas que conociste? o ¿notas que algo ha cambiado dentro de ti?

Lo cierto es que sigo siendo la misma de siempre y, al mismo tiempo, también soy una nueva persona. Suena contradictorio, ¿verdad? Bueno, pues no lo es. Déjame que te lo explique y verás cómo seguro te sentirás inmediatamente identificada con lo que te cuento. Digo que soy la misma y que también soy alguien nuevo porque, en realidad, cada uno de nosotros somos la suma de todas esas versiones o roles que conforman nuestra realidad.

A lo largo de la vida, nos vamos encontrando en situaciones muy distintas. En mi caso, en el trabajo tiendo a adoptar un rol más organizado y pro activo, creando y transmitiendo constantemente; sin embargo, con mis hijos trato de ser la madre consciente y acompañadora que ellos necesitan en estos momentos; con mi pareja sale a la luz mi lado más femenino y a la vez maternal y con las amigas permito que  fluya esa naturaleza más frágil y vulnerable que también forma parte de mí, confiando que ellas me sostendrán y apoyarán pase lo que pase.

 

TU VERDADERO YO.

Entonces, ¿cuál de todas esas mujeres es mi verdadero yo? Pues ¡todas a la vez! Y esto es lo maravilloso del ser humano, que podemos ser tan valientes como frágiles, tan aventureros como caseros o tan apasionados como perezosos. Y todo en cuestión de horas, días o semanas.

Cuando pienso en mi aventura en la selva, pienso en una Sami llena de fuerza y determinación y, por supuesto, me siento orgullosa de haberme retado a mí misma a superar semejante prueba. Sin embargo, hoy me miro al espejo y veo a una Sami mucho más relajada, despreocupada y, ¿por qué no? ¡también disfrutona! De vuelta en España y rodeada de mi familia, siento que es momento de bajar mi nivel de alerta y simplemente dejarme fluir con el tiempo y con la vida.

Pero ¡ojo! esto no significa que ahora sea menos valiente que cuando me encontraba perdida en mitad de un país ajeno y sin siquiera dinero en el bolsillo… tan solo significa que ahora puedo dejar salir a flote esa otra parte de mí que desea ser amada, cuidada y protegida. Que está bien, que hay un momento para todo y que, ahora, he de volver a mi realidad de aquí, a mis rutinas y a mi yo más mundano. Y ser consciente de que puedo ser quien necesito ser en cada momento es simplemente maravilloso.

 

 

Descubre y abraza tu verdadero yo.

 

UNA LECCIÓN DE DESAPEGO.

Soltar, ¡qué preciosidad de palabra! Soltar es lo que toca ahora, soltar mi viaje, la experiencia vivida, las risas y las lágrimas, las personas que conocí en el camino… porque todo ello forma parte ya de mi pasado. Ahora es momento de reencontrarme con la Sami de aquí, la de siempre, la que va a trabajar por las mañanas y recoge a sus niños del cole cada tarde, la que hace cola en el super y también la que dirige un gran equipo de profesionales.

Y este es el gran reto: el desapego. Desapegarse de todas esos roles y actividades a las que nos aferramos en busca de una identidad que nos haga sentir vivos y válidos. Seguro que sabes de lo que hablo, ¿cuántas veces te has identificado con etiquetas del tipo: “mujer”, “feminista”, “casada” o “madre” hasta el punto de casi confundirlas con la persona que verdaderamente eres? Pero, déjame decirte que tú eres mucho más que todo eso. No debes definirte ni limitarte con un viaje, una persona o incluso una creencia. La vida es muy larga y da para mucho, así que mejor soltar algunas cosas y dejar espacio para que lleguen otras nuevas.

Ya sé que no es tarea fácil, y te aseguro que yo misma ando trabajando en todo esto ahora mismo, pero te animo a que emprendamos el camino del desapego juntos apoyándonos en nuestras historias y experiencias.

Para ello, este mes te propongo un reto que a mí me ha ayudado mucho: primero de todo, siéntate frente a un papel en blanco y anota algunas de las categorías o eventos personales, sucesos, experiencias, lo que consideres oportuno, a los que sueles echar mano cuando has de presentarte a alguien. Por ejemplo, yo suelo decir: “Hola soy Sami, soy una mujer española, madre de dos hijos y empresaria”. Durante las próximas cuatro semanas, te animo a que no menciones ninguna de las cosas que surjan en tu lista. Deberás hacer un esfuerzo, por lo tanto, para simplemente ser aquí y ahora y si has de hablar de ti, buscar otras cualidades más profundas y atemporales que seguro dirán mucho más de quién eres realmente y te ayudarán a conocerte un poquito mejor a ti mismo.

Haz la prueba y ¡cuéntanos qué tal ha ido el experimento en los comentarios de más abajo!

Con todo mi amor, Sami Osorio de Libertad Cuántica

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